Hoy en día, en algunos países hay niños que aprenden a leer
en los teléfonos móviles de sus padres antes que en libros de cuentos,
y también se tienen redes sociales antes de ser del todo cabales.
Seguro que sí los móviles pudieran hablar estarían orgullosos
de quien los inventó como prodigio de la intercomunicación.
Pero quizás se quejarían de su maluso o abuso que roza la adicción.
Tal vez nos preguntarían por qué los cerramos en el cine o espectáculos,
pero no en hospitales, escuelas o congresos de políticos
o situaciones similares donde se necesitan los 5 sentidos.
Algún listo contestaría que sólo mira la hora,
que para eso ya estaba el reloj,
pero así de paso miras las redes sociales,
donde sólo el 10 % de los mensajes son esenciales.
Nos consta que el 30 % son del tipo:
- ¿ Qué haces?
- Yo aquí. ¿ Y tú ?
En general, el de allí ya sabía que tú estás aquí,
y tú ya sabes que el otro está allí.
Y quizás esta conversación os quita tiempo del aquí y del ahora.
Pensad realmente a quien beneficia
todo este trajín de comunicación.
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