Como figura literaria es única para recuperar una tendencia idealista, ilusa, altruista, desinteresada, soñadora o gentil, tan olvidada en sociedades pragmáticas. Son muchos los niños que ya son caballeros andantes desde pequeños y su rol en los grupos de clase suele ser clave. Claro está que a veces ven gigantes donde hay molinos, pero su tenacidad y su espíritu de aventura se contagia. Desmitificar lo caballeresco con tono burlesco sirve también para con ironía recuperar la valentía y la alegría en el día a día.
Como obra maestra de Miguel de Cervantes siempre se está a tiempo de leer o releer, y aquí tenéis la versión digital de la Biblioteca Nacional para que todos de ella podáis disponer, aunque muchos prefieran el olor del papel. ( En la imagen tenéis la primera edición ilustrada.)
Pensad en la frase de Pedro Salinas que dice "...el mejor profesor de lectura es un buen libro..."
Para los que no se atrevan con el libro, siempre les quedan las versiones animadas o películas. Aquí os dejamos la sugerente promoción literaria de Gabriel Muro al que agradecemos su visualización.
Mientras exista lo grotesco se necesita lo quijotesco. Y si queréis saber algo sobre una joya inédita que demuestra que el más puro temperamento cervantino pervive, contactad con los que suscriben.
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